Reportajes

7 recomendaciones para beber cerveza castiza este San Isidro

Hoy es San Isidro Labrador, patrón de los agricultores, de los madrileños y festivo en Madrid capital, y nos toca celebrarlo de manera atípica. Nada de ir a la pradera, nada de rosquillas, nada de verbenas ni puestos de deliciosa fritanga. Pero siempre podemos hacer una sesión de casticismo cervecero por la capital, ya sea respetando las actuales restricciones o para cuando se acabe este mal sueño del COVID-19. Un recorrido por fábricas o locales sin salirnos de la capital de la que el santo es patrón.

Modernidad bien

Fábrica Maravillas se instaló en la pujante Malasaña, en el número 29 de la Calle Valverde, allá por el 2012, cuando aquí no se sabía qué era eso de un brewpub. De sus fermentadores han salido grandes cervezas, como la fresquísima To the South, la peligrosa Cabrona, o la Imperial Stout, que en aquellos primeros años íbamos todos a por ella lo antes posible, porque duraba un suspiro. Pero, de entre todas ellas, me sigo quedando y sigo consumiendo su Malasaña Ale, tan sencilla y tan bien hecha que es difícil resistirse a tomar solo una. Depende de la hora a la que vayas, el ambiente será más o menos bullicioso, pero lo que es seguro es que buenas birras no te van a faltar.

Si nos movemos hacia el barrio de Chueca llegamos a Källa (Calle Barbieri, 20), que también elabora sus propias cervezas, aunque suele compartir sus grifos con otras craft nacionales. Pegado al Mercado de San Antón, el ambiente y el trajín de gente está garantizado. Sus cervezas son de corte amable, que van muy bien con su carta de comida a base de nachos, bocatas o sus famosos perritos.

Haciendo barrio

Daniel de Julián, el ideólogo y fundador de Compañía de Cervezas Valle del Kahs, o lo que es lo mismo, CCVK, se estableció en una antigua fábrica de lejías propiedad de su familia en Vallecas (Calle Enrique Velasco, 21). Desde el primer momento, su apuesta por cervezas de trago largo e impecable factura ha sido determinante para su aceptación en el barrio, más acostumbrado al botellín de bajo precio. Su barra siempre tiene gente y el buen ambiente está garantizado. Sus referencias no suelen variar mucho, lo que es una ventaja añadida, y siempre se puede tomar una buena pinta de mis queridas Red o Trigo en compañía de parroquianos del barrio.

Pero, si hablamos de San Isidro, la que más lo va a echar de menos es Patanel (Avda. Pedro Díez 21), fábrica situada en Carabanchel, centro neurálgico de estas festividades. Era muy habitual ver sus cervezas en algunas casetas, lo que suponía un soplo de aire fresco ante tanto “mini” genérico. Situados entre los metros de Oporto y Urgel, al lado del mítico Gruta 77, llevan el barrio en su ADN. Precios asequibles, tanto en sus cervezas como en su carta de comida, con buenas hamburguesas o pizzas, además del picoteo habitual.

Si nos vamos hacia el oeste, nos encontramos a Mad Brewing (Calle de Julián Camarillo, 19) en el barrio de Canillejas. Situados en una zona industrial y comercial, desde sus comienzos le han dado tanta importancia a la comida como a la cerveza. Su fábrica es lugar de peregrinaje de currantes de la zona, ya que tienen menú diario de comidas. Su IPA Camarillo es razón más que suficiente para acercarse por allí, pero tienen una gama enorme de cervezas para elegir, con una carta de comida espectacular.

Nómadas con sede

Cerveceros nómadas en Madrid tenemos unos cuantos, pero pocos que dispongan de su propia parroquia en la que servir sus cervezas. Es el caso de La Quince y su local Brew Wild Pizza Bar de la C/ Echegaray 23, donde además de tener siempre pinchadas referencias suyas, podemos disfrutar de unas de las mejores pizzas de la capital. ¿Una Hop Fiction fresca y una de pesto? Me apunto.

Algo parecido ocurre con Oso Brew, con su local La Osita en la céntrica Cava Baja 10, donde sirven sus cervezas en pleno epicentro del turismo madrileño. Además de sus propias referencias, siempre tienen grifos invitados muy apetecibles, pero la primera en caer siempre es su ligera y refrescante Table Beer mientras vamos viendo lo que hay en la pizarra. En su cocina van rotando distintos chefs y proyectos itinerantes, así que no da tiempo a aburrirse.

Un recuerdo a los caídos

Es en el lejano 1989 cuando Naturbier aparece en escena, en la céntrica Plaza de Santa Ana, para convertirse oficialmente en el primer Brewpub de Madrid. Bajo el mando de Alex Schmid, la fábrica elaboraba cerveza al más puro estilo alemán. Rubia y Tostada, no eran tiempos de complicarse explicando estilos. Codillos y salchichas acompañaban a sus grandes jarras de cerveza, en una época en la que no éramos conscientes de la importancia de tener una cerveza de calidad tan a mano. Desafortunadamente, el proyecto pasó a mejor vida hace unos años. Hoy día, regentado por una gran cervecera nacional, ha perdido toda su magia y es solo un lugar más para turistas despistados.

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