Adrián Sanz, Cerveza San Frutos: El cambio en el lenguaje comunicativo de la cerveza

Adrián Sanz es, junto a su hermano Mateo, el alma mater de Cerveza San Frutos, uno de los proyectos cerveceros con más recorrido en el panorama craft que está viviendo el mercado español. En esta columna de opinión escribe sobre el lenguaje que se emplea en el mundo de la cerveza.
Hubo un tiempo en este país en el que la comunicación y publicidad cervecera eran sinónimo de juventud, deporte, música y un poquito de sexo. Todo eso cambió hace tres o cuatro años; los consumidores un poco más sensibilizados con la cerveza fuimos percibiendo cómo se introducían conceptos que ponían al producto en el centro de las campañas publicitarias y no a los consumidores, como hasta entonces se venía haciendo. Se comenzó a hablar de la selección de los ingredientes, de la pureza de los procesos de elaboración, de la historia que había detrás de las marcas y de la maestría de sus cerveceros. Emergieron el lúpulo y las maltas de las fosas abisales de los manuales de comunicación de marca y emergieron con tanta fuerza que se multiplicaron sobre sí mismos “creando estilos” ex novo como el doble lúpulo y la doble malta.
Todo este cambio en el lenguaje comunicativo de las cerveceras industriales ha creado en muchos de los clientes de sus cervezas ciertas sensibilidades y herramientas comparativas nuevas que, sin duda, han beneficiado al enriquecimiento de la cultura cervecera en España. Si
a esto le sumamos la ingente labor de casi evangelización que los cerveceros artesanos llevamos practicando muchos años a través de la organización de catas, de la participación en ferias y del entusiasmo con el que transmitimos lo que hacemos, el resultado es la generación de consumidores con más cultura cervecera y mayor predisposición a probar diferentes tipos de cervezas y marcas.
Es muy significativo ver cómo muchas personas, algunas de ellas al margen del movimiento de la cerveza artesana, empiezan a hablar con cierta familiaridad y conocimiento de estilos cerveceros más allá de las lagers industriales, cómo han ido dotando a su vocabulario de nuevos adjetivos para definir la cerveza que están tomando y cómo las variables de reputación, proximidad y responsabilidad social corporativa son factores cada vez más determinantes a la hora tomar una decisión de compra de una marca en detrimento de otra.
Por todo esto (pienso yo) los cerveceros artesanos deberíamos estar contentos con este cambio comunicativo, pues, a pesar de no estar de acuerdo en muchos de los planteamientos de las cerveceras industriales, los beneficios que ofrece su nuevo lenguaje de comunicación para la difusión del conocimiento cervecero son mayores que las desventajas que sus inexactitudes provocan.
¡Salud y buena cerveza!