Así viví mi primer BBF como cervecero, por Carlos Sanz (Vamos a Beer)

Carlos Sanz se estrenó en el Barcelona Beer Festival como cervecero con su proyecto solidario, Vamos a Beer. Sanz, segoviano de Santo Tomé del Puerto, narra en primera persona para factoriadecerveza.com cómo vivió desde dentro su debut en el mayor festival cervecero de la Península Ibérica.

No es la primera vez que la vida me trae al BBF, ya son muchos años unido a la cerveza y por una o por otra razón mi presencia era fija en este festival. Pero si es la primera vez que acudo con Vamos a Beer y tan solo unos meses después del lanzamiento de nuestro primera cerveza solidaria.
La noticia de que el Barcelona Beer Festival quería dos de nuestros barriles fue algo inesperado e ilusionante. Si bien, es cierto que a nivel económico no es una operación beneficiosa directamente, el privilegio y la promoción de tener tu cerveza en el que probablemente sea el mejor festival de cerveza de España compensa con creces.
Para el que no conozca BBF, estamos hablando de un festival distinto, donde cerveceros y consumidores se mezclan en mesas y stand, donde puedes hablar con tus amigos y clientes sin en el estrés de atender tu espacio en la Feria. Por un lado, disfrutas de la libertad de no tener que trabajar, aunque también pierdes esas reuniones en los stand vecinos y el tener tu cerveza a disposición para compartirla con quien quieras, además de no poder presentarla a tus clientes.
Mirando la APP de BBF, se preveía un festival mucho menos internacional que en otras ocasiones, lo que iba a impedir reencontrarme con mis colegas europeos, con los que otros años coincides y las consultas con los colegas españoles también hacían prever que muchos no estarían. La situación de Covid, la navidad y la situación económica eran razones esgrimidas de la ausencia en La Farga.
En mi caso particular, mi tren tuvo que salir el sábado a las 6:45 de la mañana para poder atender el resto de compromisos del fin de semana, así que solo pude disfrutar del viernes, con la duda de si vería o no mi cerveza pinchada en el festival.
Por tanto, mi pistoletazo de salida se dio el viernes y, tras un momento de muchísima tensión, ya que mi pasaporte Covid aparecía como no valido sin una razón aparente y la entrada que tampoco quería descargarse, conseguí solucionar todo y acceder.
Un punto imporante en el BBF fue la ponencia de presentación del Informe sobre la Cerveza Artesana que ha elaborado AECAI con BeerEvents e Innolabs. Este estudio podéis obtenerle en la página de AECAI y contiene datos muy curiosos, como por ejemplo que más de 2 de cada 10 cerveceras no tienen página web, algo muy sorprendente bajo mi punto de vista.
Salimos de la exposición con los chicos de Arriaca, compartiendo información sobre nuevos lúpulos, levaduras… obviamente a la vez que tomamos alguna que otra birra. Les tengo que agradecer la cercanía hacia nosotros teniendo en cuenta la diferencia cervecera que hay entre ambas casas. Siempre es un placer estas con ellos.
Reviso los grifos y me encuentro una creación de Altahia, una stout con nitrógeno. No tenía ni idea por qué se añade nitrógeno. Por suerte me encontré con Héctor, antiguo vecino en el mercado y actual miembro de Sabeer, y me saco de mi duda. El nitrógeno es mucho más fino que el CO2 y sobre todo es para crear una espuma más densa, casi como café. La verdad que la cerveza era muy buena y tanto la espuma y el cuerpo que tenía era muy agradable.
En otro de los viajes de la mesa a los grifos me encuentro a otro viejo amigo. Nos conocimos en Pilsner Urquell y ahora miembro de Brew hub. Otra de esas personas con la que aprendes y disfrutas. Brindamos con una Pilsner Urquell por los viejos tiempos, a la espera de hacer algo juntos para brindar con ella.
Son las 5 y con tanta actividad aún no hemos comido. Salimos a la Rambla Just Oliveras a que nos dé un poco al aire y comer algo. A nuestro regreso, empiezan a sonar las campanas que indican el fin de un barril y el comienzo de otro.
Llevarían no más de 15 campanadas cuando, el grifo numero 22 borraba a Mangurrián, un gran honor que mi cerveza se acabara tan rápido, aunque faltaban amigos por venir que no iban a poder disfrutarla.
A partir de las 18 se empieza a animar el BBF y es el turno en el que amigos y familiares vienen a visitarte, un agradable reencuentro alrededor de una mesa corrida con mucha birra.
A su vez y ya con la cerveza compartiendo trayecto con la sangre en nuestras venas los grupos de gente van siendo cada vez más difusos y acabas conociendo gente que de otra forma no conocerías y aprendiendo cosas que solo se aprenden al calor de una mesa decorada con cebada fermentada. Así conocimos a un grupo de canarios a los que tenemos pendientes una visita para ver sus guachinches o a los chicos de la cervecera francesa BDQ.
A las 23h cerrábamos sesión en un BBF parecido pero distinto, del que sinceramente esperaba menos por la situación actual y que sin embargo como otros años salvando las diferencias fue una grata experiencia.
Nos volveremos a ver en 2022, esperemos que con nuestras nuevas creaciones como Coco Bailongo en los grifos del festival. Mil gracias a Beer Events por contar con nosotros y al resto de cerveceros por contribuir a este espectacular festival.