
El cambio climático está poniendo entre las cuerdas el cultivo del lúpulo. Grandes medios de comunicación se hicieron eco hace un par de semanas de una situación que está ocasionando la reducción de la cosecha y de la calidad del lúpulo en Europa por culpa del calentamiento global.
Hemos hablado con Albert Vilardell, cabeza visible de Biolupulus, cooperativa que cultiva lúpulo orgánico, cuidando al máximo el producto y la tierra sobre la situación que vive en este momento un producto clave para la cerveza como es el lúpulo.
Vilardell confirma que «la producción de lúpulo ha bajado de forma drástica y de hecho en Alemania, en junio se preveía lo peor pero las lluvias de julio, salvaron la cosecha» y reconoce que «en la zona de León, ha bajado la producción de forma muy importante y ha habido fincas que no se ha recogido por el hongo y que pueden estar relacionados por los cambios térmicos. El sector ha tenido una bajada de producción drástica por la bajada de lluvia y por la subida de temperatura, con una incidencia de este patógeno nunca vista. Ha habido agricultores que no han cosechado»
Biolupulus trabaja mimando al máximo la tierra y la planta, practica una agricultura combativa, que huye de los ciclos de dependencia y lo fía todo a la capacidad de la tierra de regenerarse, sin aditivos, apostando por la naturaleza. Esta forma de entender la agricultura y la vida ha permitido que la crisis que ha vivido el sector esta temporada, la ha soslayado bien. En este sentido, Vilardell explica que «en Biolupulus estamos planteando la agricultura de otra forma y hemos pasado de puntillas de momento, por esta crisis. También nos ha hecho estragos, con campos que incluso en mayo tenían sus frutos, y tuvimos que hacer una poda en verde. Un año muy irregular» y advierte que «este nuevo escenario climático, nos requeriría un nuevo escenario»
«Más allá de la poda en verde que hicimos en un campo, el resto, como la agricultura la enfocamos mucho a una agricultura de suelo, mirando la fertilidad, a pesar de esta crisis climática en cuanto a que no llueve, y sobre todo en Cataluña, donde hay un reto histórico en negativo. Nunca antes habíamos llegado a esta pantalla tan crítica, pero por suerte hemos podido regar los campos de una forma racional, debido a este trabajo de cuidado de suelo, con el aporte constante de materiales orgánicos, lo que nos ha permitido una mayor capacidad de retención hídrica» explica Vilardell sobre la forma de trabajar de Biolupulus y que le ha permitido mantener una buena línea de producción este año. «Hasta el momento, hemos salido bien parados pero no sabemos a que punto tenemos que adaptarnos a lo que irá viniendo. Si seguimos incrementado un grado al año, tendremos que plantear variedades más climaticoresistentes«, concluye
Biolupulus ha cerrado una cosecha esta temporada en torno a unas 25 toneladas de las variedades que producen y hay una planificación de plantar 3,5 hectáreas más a corto plazo. Los planes en todo caso, reconoce Vilardell están sujetos al contexto actual, un momento en el que «no solo hay una crisis económica, sino también económica y social y seguramente parece que el mercado cervecero está en una crisis constante». «Nuestro cliente lo está pasando mal. No es fácil para nosotros. Nos gustaría que el mercado estuviera mejor para seguir potenciando la plantación. Tenemos capacidad de incrementar una mayor superficie, pero apostamos por un incremento sostenible, que pasa por acomodarse a la demanda del mercado» finaliza antes de añadir que «hay previsión de plantar 0,5 hectáreas de Lolita porque el mercado francés nos lo pide»
Sobre el futuro a corto y medio plazo, Vilardell explica que «nosotros erstamos haciendo un esfuerzo para frenar el avance de la crisis climática con esta manera de hacer agricultura y como nosotros la entendemos, pero esto tiene poco sentido en un momento que estamos comercializando el lúpulo fuera de nuestro país, con un mercado de exportación. Aún así, conseguimos un balance positivo en cuanto a emisiones. Lo que conseguimos en este campo, nos permitir enviar el lúpulo fuera de España. Hay fincas en las que capturamos 70 toneladas de carbono por hectárea. Aquí hay una oportunidad en cuanto a forjar alianzas en el sector»
«Detrás de este proyecto, hay familias quen viven del trabajo que hacemos. Hay una apuesta por la economía circular. Esto coge más sentido cuando los cerveceros comiencen a apostar por el producto de aquí». Es el mensaje final que lanza Vilardell, un mensaje que entronca perfectamente con el momento que vive el sector y la crisis climática y económica que está azotando el mundo de la cerveza en España.