Desde Galicia para el Mundo por Isabel Vieitez (Galician Brew)

Isabel Vietiez es maestra cervecera de Galician Brew. En esta columna reivindica la cerveza artesana en el mercado desde la autoridad que da trabajar día a día al frente de una microcervecera artesana desde Galicia.
“Madrid será en Mayo la capital internacional de la cerveza”, así rezaba el titular de prensa. Eso decían los medios, eso decían los foros, eso decían algunos “haters”, pero, ¿de toda la cerveza? Claro que no.
“Somos la resistencia”, así se define la principal cervecera industrial gallega. Y lo dicen con toda seriedad. No, aunque no lo parezca, no es retranca gallega, es marketing.
“Un país de cervezas”, así se bautizaba el evento. Tampoco es retranca. Es el mercado. Según el informe técnico de la cerveza artesana e independiente, la cerveza artesana en España supone el 1,1% de cuota de mercado en 2020. Quizás ahora algo más, pero esa es la realidad. Un mundo pequeño dominado por los grandes.
Y en ese 1% como en un universo paralelo, corren en la misma carrera distintos tipos de corredores; las artesanas casi industriales, las artesanas potenciadas por “el beer festival”, las artesanas “dopadas” por rondas de financiación, los nómadas que fabrican en cerveceras industriales o artesanas, las distibuidoras con sus marcas fabricadas en cerveceras artesanales, las artesanas independientes y las cerveceras enanas, es decir, las empresas como la nuestra.
Sí, algunas estamos vivas. Pelear por una parte de ese 1% desde el rural y fuera de la “liga craft” no es difícil, es una insensatez. Cualquiera hubiera abandonado hace tiempo.
Hacer cerveza ya no vale, ahora lo que se lleva, es el zumo. Lo sabemos. Pero lo nuestro es hacer cerveza, simplemente. “É o mercado, carallo” como diría cualquiera de nuestros paisanos mientras encoje los hombros y mira al horizonte.
Por eso, desde nuestro rural olvidado, desde nuestra identidad y desde nuestro cariño, luchamos por aquello que pensamos que algún día sería posible. Hacer cerveza, venderla y vivir. No, no es retranca, es una pasión. Y desde la distancia que nos permite estar en esta maravillosa parte del mundo, echamos un poco de menos el mercado, y claro nos sobra el postureo, porque para que sea un “país de cervezas”, los que hacemos cerveza “auténtica”, los rurales, los gallegos que resistimos de verdad, también existimos, también somos parte del mundo y formamos parte de ese país.
Loitaremos!
Salud!