
Juguetes Perdidos, la cervecera comandada por Ricardo ‘Semilla’ Afytka, hizo historia la semana pasada al conseguir por primera vez para una cervecera argentina una medalla de oro en la World Beer Cup, posiblemente, el mayor concurso de cerveza a nivel mundial.
En el evento, participaron 10.213 cervezas presentadas por 2.376 cerveceras de un total de 51 países. Se valoraron en concurso 103 estilos, un trabajo en el que participaron 272 jueces procedentes de 26 países. La Wordl Beer Cup se celebró en Nashville.
Abrette Sésamo fue la cerveza de Juguetes Perdidos que se llevó el oro. Lo hizo en la categoría de ‘cervezas salvajes’. Se trata de una cerveza de fermentación espontánea, que se añeja tras 20 meses en barrica, un proceso donde gana acidez por la acción de las bacterías y las levaduras salvajes.
Ricardo Afytka explica que «en lo personal, hasta acá habíamos ganado todo con Juguetes pero una medalla en la World Beer Cup fue el objetivo siempre, «aunque sea la medalla de madera» decíamos! Y haber logrado el Oro es impresionante, hicimos historia. Todavía no caemos» y añade que «esto nos demuestra que haciendo las cosas con pasión, aunque no tengamos los recursos de las cervecerías más grandes o con inversores fuertes, podemos lograr cervezas de calidad internacional indiscutida»
Afytka explica que Abrette Sésamo nació en «el marco del Festival de Cervezas Extremas en mayo de 2019 inauguramos el primer Koelship de fermentación espontánea de Sudamérica con muchísimos amigos. Esta serie de cervezas no tienen levaduras agregadas y se acidifican con bacterias y levaduras salvajes en barricas por 20 meses, antes de embotellarse y esperar la lenta carbonatación de un año para su comercialización. Todo el proceso lleva 2 años y medio, la serie 1 al 6 es de 2019 (distintas barricas) y la número 7, con las mejores barricas seleccionadas del primer uso, es de 2020. El año lo indica en el corcho de cada botella. El flavor es similar al de un espumante, con una acidez moderada, brett sutil y mucha aguja»
Esto nos demuestra que haciendo las cosas con pasión, aunque no tengamos los recursos de las cervecerías más grandes o con inversores fuertes, podemos lograr cervezas de calidad internacional indiscutida.
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