La ‘Bodega Secreta’ de Juan Antonio Barrado (JAB)

Juan Antonio Barrado es una de las personas que mejor conocen la cerveza en España y sobre todo, las cervezas belgas y el mercado internacional. Una tendencia que se acentúa cuando descubre su Bodega Secreta.- Nos la cuenta en primera persona. 06
Siendo un amante de la cerveza como yo, al que le gustan tanto las cervezas más potentes y complejas, como las más sencillas y ligeras, mi bodega particular suele estar muy bien nutrida de muchas referencias, abarcando diferentes estilos. Si dejamos al margen mi amada Gulden Draak, la «triple oscura belga» de la cervecería Van Steenberge, para la que he trabajado y que cada día me gusta más y más, destacaría en mi «bodega secreta» las siguientes cervezas:
1. Orval: Desde que probé mi primera Orval, quedé atrapado por la singularidad de una cerveza única, cuyas levas, combinación de levaduras de alta fermentación y brettanomyces, le confieren un bouquet complejo y diferente al resto de las cervezas trapenses, lo que también afecta a su evolución en botella, siendo una cerveza cuando es joven (con menos de 6 meses desde su embotellado) y otra gradualmente diferente (con más de 6 meses desde su embotellado) hasta agotar los azúcares fermentables, a lo que hay que añadir un proceso de dry-hop, especialmente apreciable en las versiones más jóvenes y frescas de la cerveza. Confieso por tanto, que soy un «orvalista» incondicional, siendo la cerveza más habitual en mi particular bodega, junto a las dos siguientes cervezas de la lista.
2. Chimay Azul: Desde un viaje que realicé a Bélgica previo a las navidades de 2006, del que guardo un muy grato recuerdo, la cerveza trapense de Chimay, vestida con etiqueta azul, es otra de mis favoritas que no suelen faltar en mi bodega, tanto en formato de 33cl, como en otros de mayor capacidad, especialmente indicados para estas fechas. Sus matices a malta tostada, caramelo y pasas, tan bien conjugados me cautivaron la primera vez que la probé en aquel viaje, quedando irremediablemente prendado de esta cerveza por la que guardo un especial cariño, desde entonces hasta ahora. Además hay que tener en cuenta que es una de las cervezas que he podido comprobar que mejor evoluciona en botella con el paso del tiempo, acercándose poco a poco a un vino oporto, resultando aún más deliciosa que cuando es joven.
3. Pilsner Urquell: Las pilsner son sin duda las cervezas reinas del mercado y de ello tiene la culpa la checa Pislner Urquell, la primera pilsner que se elaboró en la historia en 1842 y que cambió para siempre el sector. No hay otra como ella, especialmente en su versión de barril, sin filtrar ni pasteurizar, aunque la versión en botella, que es la que podemos consumir en casa (salvo que dispongamos de un growler), es también insuperable si ha estado bien conservada. Su sabor inconfundible, con mucho cereal y recuerdos florales, un final marcadamente amargo, su excelente equilibrio y su baja graduación (4,4%), hacen de ella una de las cervezas más «bebestibles» del mercado. Nunca, nunca me canso de ella. Más que en bodega, la tengo directamente en nevera, ya que no suelo dejarla esperar demasiado tiempo para consumirla. En caso de no tenerla a mano, suelo sustituirla por alguna lager alemana de calidad contrastada de cervecerías como Weihenstephan, HB, o Augustiner, entre otras.
4. Samuel Smith Imperial Stout: Las cervezas británicas también se hicieron hueco en mi corazón, especialmente con las cervezas oscuras, donde son verdaderos especialistas. Entre los estilos más cautivadores de cervezas negras, sin duda, las Imperial Stout, son para mi las indiscutibles reinas. Y ahí, la elaborada por la cervecería tradicional Samuel Smith no tiene parangón, no sólo por sus matices de chocolate negro y su suavidad en boca, a pesar de estar hablando de un estilo contundente sensorialmente hablando, sino porque no conozco ningún ejemplo más que logre lo mismo que esta cerveza, en este estilo, con tan sólo un 7% de alcohol, lo cual valoro especialmente.
5. Sierra Nevada Pale Ale: Todo un buque insignia de la cerveza craft estadounidense. Posiblemente la cerveza que mejor representa el estilo American Pale Ale, a través del lúpulo norteamericano Cascade. Sus toques cítricos de naranja y pomelo y su medido amargor, la hacen muy adictiva. Para beberte las que quieras. En general, no me suelo perder ninguna de las referencias lupuladas de Sierra Nevada que van llegando a España, como la Hoptimum, Hop Bullet, 40th Anniversary, Celebration Fresh Hop IPA,…etc., todas excelentes. Lo más parecido en el terreno patrio, dentro de las cervecerías craft, lo encuentro en la 942 de Dougalls una Pale Ale de la que no es posible hartarse, y también su serie numerada de IPAs, que voy siguiendo fielmente.