Entrevistas

Nacho Busutil, La Buena Cerveza: «Las tiendas éramos grandes prescriptores para las marcas y ahora nos han dejado bastante de lado fabricantes y distribuidores»

Nacho y Manu Busutil son los creadores de una de las tiendas clásicas de Madrid, La Buena Cerveza (Calle Pelayo, 5 / Madrid). Con Nacho hablamos del proyecto de los dos hermanos y del futuro de las tiendas especializadas en el mercado de la cerveza en España.

¿Cómo surgió la idea de crear La Buena Cerveza?

Mi hermano estaba metido en el mundo de la elaboración, como homebrewer. En aquellos años, abrieron Cervezorama y empezamos a ir igual que a la cervecería Rory, hoy en día El boliche en Vallecas, del cual era cliente casi a diario porque estaba en mi barrio. Un poco por pasión y otro por trabajo, porque estábamos sin curro, nos tiramos a la piscina en el 2013. Los inicios fueron difíciles. Ahora la gente ya entiende de cerveza, pero al principio nadie sabía ni lo que era una cerveza artesana. En aquel momento no había nada de cultura cervecera. El 99% de los clientes que entraban en la tienda no sabía ni qué iba a comprar. Entraba la gente y le intentabas explicar y en cuanto nombrabas la palabra afrutado, la gente se echaba un poco para atrás.

¿Con qué catálogo empezasteis?
Empezamos con un catálogo con cosas simples, como todos. Tampoco llegaban tantas referencias como ahora. Abrimos con un 90% de catalogo de Yria y de Fassbier, que eran los que tenían algo un poco más especial. Muy básico: lager, belgas, y catálogo nacional.

¿Y cómo habéis evolucionado?
Ahora, muchas tiendas nos hemos convertido en la cueva de las maravillas, traemos todo lo nuevo que llega. Siempre voy a traer las novedades que viene buscando la gente. Una cerveza que lleva un mes, ya es vieja. No sé si es bueno o malo. Mola el interés que tiene la gente por probar cosas nuevas, pero todo esto nos está llevando a la locura de birras con un precio muy alto. Muy frikis, con unos precios un poco exagerados. Pienso que se pueden hacer buenas cervezas a un buen precio. Esta bien que la gente queira probar cosas nuevas.

¿Apostais mucho por el catalogo nacional?
Tenemos un catálogo potente en nacional. Es una apuesta fuerte, pero con mucha rotación. No nos casamos con nadie. Traemos mucha novedad.

¿Qué es lo que se pide más?
Lo que más se pide es lúpulo. También clientes con cosas clásicas como lager, trigo, belgas, pero pita mucho la novedad lupulada.

¿Cual es el retrato robot del perfil de La Buena Cerveza?
Tenemos un perfil bastante amplio. No sabría decir una franja de edad. Mi primera clienta, el primer día que abrí, fue una señora de 92 años. Con eso te digo todo. Hay mucha clientela fija, aunque es un barrio complicado porque casi todo el centro de Madrid no tiene un vecindario hecho y hay mucha rotación Con el tema del Covid, se nota el bajón de gente. También teníamos mucha gente de la zona de Gran Vía, pero, a pesar de la situación de ahora, tenemos una clientela fiel.

¿Cómo os ha afectado la Pandemia de Covid?
El tema del Covid ha afectado mucho porque es un barrio mucho de B&B y ha perdido. También hay mucha gente en oficinas y ahora están teletrabajando. Nos hemos tenido que montar una página de venta online para combatir esto. Es una página con todo el catálogo. No le hemos dado hasta ahora mucha publicidad y está empezando a funcionar.

¿Por dónde pasa el futuro de La Buena Cerveza?
Intentar potenciar el online para seguir en pie. Y seguiremos trayendo novedades, que es lo que busca la gente. Con la que está cayendo, no tenemos muchos planes más que desarrollar la web, que lleva un trabajo diario de muchas horas. Estamos haciendo eventos online. Antes hacíamos dos catas al mes y ahora no lo hacemos. Es algo que estamos deseando hacer: talleres de elaboración, catas, catas con queso.

¿Y cómo ves el futuro del sector?
Yo veo que algo tiene que cambiar, puesto que las tiendas tenemos las manos un poco atadas en aspectos clave como es la distribución. El sector ha cambiado mucho en estos ocho años que llevamos ya abiertos. Cuando abrimos, apenas había distribuidores y comprábamos a fábrica directamente; luego surgieron los distribuidores, que te facilitan algo el trabajo. Con el Covid, todas las fábricas venden online y los distribuidores también, y eso nos ha atado las manos completamente y me veo obligado a comprar al de aquí. Es un proceso injusto que todo el mundo pueda buscarse la vida menos nosotros. Esto lastra la dinámica de trabajo. Las tiendas éramos un gran escaparate y prescriptores para las marcas y ahora nos han dejado bastante de lado fabricantes y distribuidores, y creo que seguimos siendo los grandes prescriptores.

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