Quién es quién en la cerveza en España: Erik Coene, Cervebel

La historia de Erik Coene es una historia de tradición familiar, de giros inesperados y de una vida entre dos países, Bélgica y España desde hace décadas. Erik nació en un pueblo de nombre complicado, Poperinge, en una región cargada de tradición cervecera: Flandes. En ese espacio geográfico, uno de los grandes protagonistas es el lúpulo. En Poperinge se cultiva lúpulo y se convive con la cerveza y su historia. A apenas 5 kilómetros está el monasterio trapense de Westvleteren, una de las cunas de la cerveza en Europa. Todo ello junto, dibuja un mapa en el que la cerveza es protagonista absoluto.
Con esos ingredientes, la vida de Coene no podía tener más que una dirección, la cerveza. Formado en historia del arte, no pudo ejercer un oficio que le hubiera permitido bucear en el pasado de Europa, en la historia del arte románico o del gótico, tan vinculado a su tierra y, también, cómo no, al mundo de la cerveza. La tradición familiar siguió su curso.
Coene explica que en los años cincuenta, en plena posguerra española, el Gobierno de Franco se puso en contacto con un familiar por parte de su madre para que comenzase a trabajar el lúpulo en España. En una historia de inmigración inversa, este familiar desembarcó en León «y fue un pionero en empezar a trabajar el lúpulo en esta zona que ahora es la más potente de España en el cultivo. En Flandes teníamos mucha experiencia en ese sentido. El Gobierno firmó un contrato con la familia de mi madre para cultivar lúpulo. Viajó a León y comenzó a cultivar. Se llamaba Andrés y se casó con una leonesa. Creó muchos puestos de trabajo. Fue un hombre muy valorado. Le llegaron a llamar el ‘Dios del Lúpulo'»
Con esa historia en la espalda, la vida de Erik viró hacia la cerveza casi de manera natural. Recuerda que en un viaje a España «una persona que tenía un par de locales me pidió cerveza. Era a finales de los ochenta y con el tema de las fronteras era un tema muy complicado. Ese fue el primer paso. Vimos que el tema estaba bien por lo que nos juntamos e hicimos una empresa para empezar a trabajar en serio. De ello, han pasado ya 32 años» . Coene recuerda que «entonces no había cerveza belga y de importación en España, si exceptuamos en la zona de la costa, un espacio en el que trabajaba un jubilado asentado en España que importaba cervezas belgas»
De aquellas primeras cervezas que Erik empezó a traer a España destaca «la Satán, la Brigand y luego la Chimay. Al poco tiempo, me ayudó mucho el empezar a traer la Spaten y la Franziskaner, que hoy en día son comunes aquí pero que en aquellos años no había nada. Fuimos los primeros en traer Franziskaner de barril y más tarde la Weihenstephan, que para mi es la mejor cerveza de trigo del mundo y conseguimos meterla en España y eso fue ya hace 15 años y la hemos conseguido vender en muchos sitios»
Sobre la situación actual que vive el sector de la cerveza en España (este reportaje se hizo antes de la declaración del Estado de Alarma), Coene tiene claro que «el producto bueno siempre se vende y si estamos aquí después de 32 años es porque hemos trabajado siempre con las mejores cervezas del mundo, no sólo belgas o del centro de Europa. De Inglaterra también trabajamos con Samuel Smith y de Irlanda, con PorterHouse». Aún así, en la radiografía del sector de este hombre de cerveza, no se escapa que «el mundo de la cerveza, actualmente, está muy fragmentado. Es un sector donde todo el mundo se ha vuelto loco: se saca cada semana una cerveza nueva, han nacido figuras como los “beerhunter” que, en mi opinión, son consumidores que no disfrutan de la cerveza sino que siempre quieren algo nuevo». «Yo estoy en el lado contrario. Lo que me gusta es sentarme y beber lo que me gusta, poder beber más de una cerveza y tener una referencia de lo que bebo. Estamos en un mercado de péndulo, con una fragmentación extrema», añade.
Coene resalta que «en estos años hemos enseñado que hay que pedir una cerveza por su nombre . Creo que en ese sentido, hemos hecho una buena labor. España siempre ha sido un país difícil pero nosotros hemos trabajado mucho en hacer marca» . Durante estas tres décadas largas, Coene calcula que ha traído a España entre 400.000 y 500.000 hectolitros pero «lo más importante es que estos litros son todos de cervezas buenas. La cifra es importante pero lo es más si contamos que las cerveceras tradicionales no hablan de litros, sino de toneladas de malta». Ese es el legado de Coene y de su distribuidora Cervebel, un actor imprescindible dentro del panorama cervecero español durante más de treinta años. La historia, su historia, es clave para entender la llegada, consolidación y expansión de la cerveza de importación de calidad en el mercado español.
Foto ABC