David Castro: «La Cibeles es mucho más que cerveza: es Madrid, es fiesta y es unión»

David Castro es uno de los referentes del sector. Fundador de Cerveza La Cibeles, ha celebrado el décimo aniversario de la cervecera madrileña en un 2020 muy complicado a causa de la Pandemia de Covid-19. Con Castro hablamos de lo vivido durante estos diez años, pero también del momento presente y, cómo no, de los planes de futuro y de la situación del sector.
En 2020, La Cibeles cumplió diez años. Una efeméride importante que, sin embargo, a causa de la Pandemia de Covid-19 no ha podido celebrarse como hubiera sido idóneo, pero aún así, la cervecera ha mantenido un año muy intenso. ¿Cómo lo habéis vivido?
Efectivamente, empezamos en el 2020 con mucha ilusión con lo de cumplir diez años, pero en la vida de las personas tienes pequeñas crisis existenciales. Con las empresas está pasando lo mismo. Nacimos en medio de una crisis global y ahora nos ha venido otra crisis desde un punto de vista mucho peor porque toca la parte huma de las personas, las familias y el modo de vida fundamental. Eso para las empresas, al final, puede ser muy bueno o muy malo. Hay empresas que han crecido en esta crisis y hay otras que son las grandes perjudicadas como es el caso de la hosteleria o nosotros, que el 94% de nuestro negocio depende de la hostelería, que es donde hemos nacido y crecido.
Estamos sufriendo exactamente igual que un hostelero. Si el hostelero no vende, La Cibeles no vende. Estamos capeando el temporal. Creo que hemos pasado los peores meses de esta crisis. Hemos cumplido años casi en voz baja donde hemos intentado hacer algunas de las cosas que teníamos previstas. Buscábamos en este aniversario devolver a la sociedad todo lo bueno que nos había dado. Somos lo que somos gracias a toda la gente que nos ha apoyado y confiado en nosotros. La crisis no nos ha dejado hacerlo. Esperemos que este año 2021 podamos retomar muchas de las cosas que teníamos previstas.
¿Qué mensaje os queda de estos meses a pesar del Covid?
Siempre pienso que lo que no te mata, te hace más fuerte y La Cibeles sigue en pie. Queríamos sacar determinadas cosas como La Cibeles Sin, que es una cerveza que llevamos mucho tiempo probando y haciendo pruebas. Queríamos una cerveza que fuese rompedora siendo una Sin, pero con la esencia maltosa que tienen todas nuestras cervezas. Al final diseñé yo mismo una etiqueta con el logo de La Cibeles formada con todas las personas que fueron esenciales durante el Confinamiento. También elegimos volver a hacer la primera cerveza que hicimos, KM 0, que es un homenaje a mi padre que fue quien estuvo conmigo las 23 horas que tardé hacerla en el brewhub y que fue una cerveza producto de muchas cosas que fallaron en ese proceso y el resultado fue una cerveza muy curiosa y que gustó mucho. En su momento, se llamo La Cibeles Rubia. Todas nuestras cervezas tienen esencia de Madrid.
¿Habéis cumplido el catálogo de lanzamiento que teniaís previsto?
Queríamos haber sacado seis cervezas, una cada dos meses, de estilos muy dispares, con ingredientes de la tierra y que no se hacían mucho. Soy un amante del lúpulo y hay una confianza de que el lúpulo lo puede todo. Los sabores que te dan el lúpulo son pasionales, pero queríamos hacer algo diferente y que tuviera sentido desde el punto de vista gastronómico y de ahí surgió el tema de la Oyster Stout, por lo que adaptamos la receta de nuestra stout. Se me han quedado cervezas en el tintero por la situación este año, que sacaré en este 2021. Hay una cerveza fruto de mis viajes al campeonato asiático y otra fruto inspirada en los viajes al campeonato australiano. Mi labor como juez de cata internacional me ha ayudado a conocer las mejores cervezas del mundo y muchos estilos. Parte de ese conocimiento y ese saber hacer es lo que tiene La Cibeles. Este año sacaremos nuevas cervezas que no van en la línea que los beerhunters desearían. Van mucho más allá.
Habéis puesto en marcha un Club La Cibeles. ¿Buscáis hacer comunidad?
La Cibeles es más que cerveza. Es Madrid, es fiesta y unión. Hay gente que le gusta La Cibeles, pero hay mucha gente que le gusta nuestra apuesta por Madrid y también las cosas que hacemos dentro de la fábrica. Se trata de hacer comunidad. Nosotros ahora mismo, lo que queremos es que cada dos meses haya algo lúdico y festivo, porque pensamos que la cerveza es así. Abrimos la puerta de nuestra fábrica para que venga gente de fuera porque es parte de la esencia de Cibeles. Hacemos miniconciertos, actividades culturales. El club es la vía para llegar a todas esas personas que quieren compartir esa forma de pensar y actuar.
Vuestro mercado es Madrid, una de las ‘plazas’ más complicadas de España y con una competencia feroz. ¿Cual es vuestro planteamiento en este aspecto?
Somos una sociedad muy grande. Yo creo que la ventaja y la desventaja que tiene Madrid es que hay mucha gente de fuera y mucho madrileño con esencia de Madrid. Yo lo que quiero ser es líder en mi tierra, empezando por la cerveza. Para mi, Madrid es esencial. Tenemos ya cervezas que utilizan levaduras autóctonas de la Comunidad de Madrid, que no es algo que mucha gente tenga. Mi logo es un rombo porque en las calles del antiguo Madrid donde vivió gente importante, se les recuerda con una placa en forma de rombo; elaboramos con agua de la Sierra de Madrid, que es un agua muy estable que nos da la sierra granítica. No utilizamos sistemas de osmosis. Madrid forma parte de nuestra cultura cervecera.
Hace dos años, Henineken entró en el capital de La Cibeles. ¿Cómo ha sido y cómo es la relación con la multinacional en este tiempo y qué os ha aportado?
Tomé la decisión de que fuese Heineken por varios motivos. Mis dos competidores principales habían sido comprados con Ab inBeb y el otro por Molson Coors, y eso me dejaba en una situación de tener que adaptar mi proceso productivo para poder producir más cervezas. Llegué a la conclusión de lo que realmente necesitaba para competir era tener un impulso en la distribución en Madrid. La única condición que puse es seguir siendo independiente desde un punto de vista de ejecución y ellos me dejaron claro que no incidirían en las decisiones internas de La Cibeles. Teníamos y seguimos siendo una empresa ágil en la toma de decisiones y con libertad de seguir haciendo las cervezas que queremos. Por aquí han pasado muchas empresas con interés de estar en nuestro accionariado, pero al final la empresa que me dio esas garantías que buscaba era Heineken. Pasado el tiempo, me siento satisfecho. La Cibeles ha crecido, está mejor posicionada en el mercado. 2019 fue adaptar la empresa a la nueva realidad y 2020 nos ha venido lo que nos ha venido. Esperamos que 2021 sea de crecimiento y trámite y en 2022 sea el bueno.
¿Cómo te imaginas La Cibeles los próximos diez años?
Espero llegar a ser la cerveza de Madrid, que es siempre lo que he querido hacer. Tienes que ser consciente de lo que haces, responsable con tu entorno y la sociedad. Somos de Madrid y hacemos cerveza en Madrid. Las generaciones poco a poco van cambiando en su forma de probar, de saborear. Las generaciones pasadas eran más tradicionalistas. Mira lo que está pasando con el mundo del vino, hubo una explosión y la cerveza entró fuerte y la cerveza artesana le ha dado una vuelta de tuerca más. Aquí nadie se plantea vender una sola variedad de cerveza. sino un catálogo. Y eso lo que hace que tengamos una oferta muy amplia para abarcar muchos sectores de gusto y muchos más que vamos a seguir abarcando, aunque encajarlo en el mundo de la hostelería es difícil. Esto está aquí para quedarse. No va a haber una vuelta atrás. La gente joven, a día de hoy, si le das siempre lo mismo, se aburre. Quiere lo tradicional, pero también otras opciones.